Esta es la historia de Martina la guitarra. Una hermosa guitarra que había sido construida por por uno de los Luthiers más famosos de la historia. Toda su familia había sido construida por ese mismo Luthier, Don Dionisio.
Algo particular de las guitarras de don Dionisio es que eran guitarras construidas para traer placer a los oídos de quienes las escucharan.
Por alguna extraña razón, la familia de Martina, la Familia DeMiel tenía una regla.
“no tocarás los sonidos más graves… porque los sonidos más graves son sonidos oscuros, tenebrosos y dolorosos… sólo tocarás los sonidos más agudos, aquellos que traen alegría y dulzura, esos son sonidos más amorosos y más gozosos”
Eventualmente Martina tocaba por error sus notas graves y se sentía mal, iba caminando y sus cuerdas más gruesas a veces se movían con el viento o se golpeaban con algo y ella, ansiosa, se preocupaba de que le hubiesen escuchado, porque ninguna guitarra de la familia DeMiel tocaba esas notas graves tan tenebrosas, oscuras y dolorosas.
Eventualmente, Martina en sus andares por las tarimas y los conciertos, conoció a un bajo. Un ser construido de tonos graves. DonBass, el bajo, sentía que los sonidos graves eran el susurro de los ángeles al querer enamorar y seducir y eran los sonidos más potentes para poder enamorar. Y, claro, también añoraba el poder experimentar los sonidos más agudos, pero no alcanzaba esos sonidos porque su cuerpo no se lo permitía… Y le dijo a Martina…
“Afortunada tu que tienes los sonidos disponibles… atrévete a usarlos, ve en búsqueda de los sonidos graves y permítete encontrar el susurro de los ángeles al interior de aquello que percibes como tenebroso, oscuro y doloroso…”
En las noches, Martina se lanzó a experimentar a escondidas con sus tonos más graves y se empezó a dar cuenta que dejaban de ser tan tenebrosos, dolorosos y oscuros si se permitía escucharlos a consciencia y, además, notó que, al tocarlos en armonía con la dulzura, el amor y el gozo de los sonidos agudos, podía danzar con fascinación entre el gozo y el dolor, entre la luz y la tiniebla, entre lo oscuro y lo dulce…. Martina ahora se sentía completa, se sentía plena y por fin descubrió la razón por la cual nunca antes se había sentido feliz.