sábado, septiembre 17, 2005

Escape Boceteado

No siempre el pintor fue el mejor: sus óleos se derretían, sus acuarelas se secaban y sus lápices y carboncillos manchaban, su caballete cojeaba y sus brochas y pinceles se despeinaban. No siempre el pintor fue inspirado: robaba las ideas de sus pares, entraba en eternos momentos de indecisión antes de hacer una pintura que había visto sólo en su memoria. No siempre el pintor fue sincero: a veces dejaba las obras incompletas, otras veces las hacía sólo por hacerlas y, en ocasiones, las borraba al primer trazo que lo retaba.

Cada vez que terminaba una de sus creaciones se acostaba a la cama enamorado de ellas, pensando “Vaya, esta vez sí que lo he logrado”. Al día siguiente se levantaba y la luz del día delataba los defectos y los problemas que el bombillo de 100 vatios de su habitación no le había dejado ver: su creación no era lo que la noche le había mostrado y de nuevo aparecía frustrado.

Seguía mirando con envidia y ojos de soñador desmentido a los demás artistas de su cuidad: “quisiera lograr esos ojos”, “quisiera poder manejar los colores así” y, de nuevo, seguía copiando las creaciones de otros. Sí, esos otros habían perfeccionado su técnica pero sus resultados no eran maravillosos para su sentir.

Pasaron unos años más y el pintor seguía teniendo los mismos problemas con sus creaciones: no se sentía artista. Cierta noche, mirando hacía el horizonte que mostraba la cuidad dormida, con un manto de luz de luna cubriéndola y unas cuantas luces del los insomnes titilando a lo lejos, sumergido en un llanto rabioso que pronto escapó de la nostalgia, sentía que quería escapar, escapar donde los vicios del artista educado lo dejaran tranquilo y renunciar a lo que había hecho toda su vida y decidió, con un esfero de plástico desechable y media hoja de un cuaderno cuadriculado, plasmar su despedida: un dibujo enigmático, diferente a lo que había echo toda si vida y que por su sencillez y perfección le secó sus lágrimas y, de pronto volvió a sentir eso que sintió cuando hizo su primer dibujo: el de su padre tratando de bajar ese balón de fútbol del árbol de enfrente. Se dio cuenta de que esos dos únicos dibujos, con pocas reglas estéticas y muchísima pasión, tenían una única cosa que los demás no tenían: su interioridad, su vivencia fresca y sincera. No fueron obras creadas, no fueron obras inventadas, fueron obras que tocaron a la puerta del corazón del pintor y pidieron ser pintadas.

El pintor quería escapar y escapó hacía su propio yo, se olvidó de las críticas, de las reglas. Llegó a su destino: el verdadero arte, el de interpretar y significar las vivencias más próximas. ¿De qué sirve pintar la más hermosa de las lunas o el mejor de los paisajes si nunca fuiste guiado por esa luz cuando estuviste perdido o no te manchaste, estando niño, las rodillas de los pantalones con esos pastos?




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También buscaré un escape boceteado. Por eso este pintor se ausentará por semana y media. Voy en busca de inspiración vital, abrazo fuerte y orden emocional. Sí, un pequeño escape.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Los artistas caen comunmente en el error de querer lograr una obra maestra en cada una de sus hechuras, buscan y rebuscan los elementos necesarios para lograrlo, querer sobresalir frente a los demás atrofia el verdadero sentir del artista.

Pero no buscan dentro de si mísmos, el arte vuelto pasión, el arte vuelto vida, las memorias y añoranzas que iluminan y enseñan.

Un artista no puede saber por si mísmo si ha creado su obra maestra, solo quienes pueden entenderlo se lo harán saber cuando lo logre.

Alvaro Rolando dijo...

Creo que como creadores de experiencias, escritores, pintores o simplemente seres humanos que emprendemos proyectos nos enfrentamos a muchos de los dilemas del artista, el escape, el no saber qué hacer, el inspirarnos en otros. Creo que en eso está el arte de la creatividad sobre la propia vida, en nunca creernos artistas, y siempre estar en esa dichosa tensión entre lo sublime y lo completamente loco y fuera de lugar. Excelente escrito y muy bonito dibujo. ¿Escapar hacia adentro? Yo creo que es el mejor escape posible.

Anónimo dijo...

Pinhtor pues el deseo es que los pasos te guíen por los caminos que más te enseñen.

Un abrazo Mafioso.

Hannah dijo...

Gracias por tu respuesta en mi Blog, aunque hubiera preferido que la formularas en este -te visito- y que hubieras respondido en mi blog al tema que allí se planteaba... Pero en eso consiste la libertad también. Hablar de lo vivido sin haberlo atravesado es imposible. Vivir cómo "los demás" en sus múltiples facetas, siempre se quedará en un "plagio" nunca en una obra creativa. Buscar la obra creativa, la genialidad, es el mejor camino de jamás hallarla; pero buscarse uno a sí mismo en las profundidades de su existencia, de su ser y de su nada, puede conducir un día, a la genialidad, a la obra maestra, siempre que se enfatice el transmitir la experiencia, en lugar de el brillo de la admiración.

ps: Y me reitero en lo de la asimetría del garabato frente al pincel de la palabra. ;-)

Salud!

YoHannah

Csar A. dijo...

Hola Jose. Con sutileza, desentraña ud. como un artista los vicios secretos del artista. Estoy de acuerdo con ellos. Pero olvida, tal vez, uno: cuando el propio escritor o pintor se copia a si mismo... pasa mucho, incluso en los grandes. De modo que ni los encuentros íntimos consigo mismo salvan de caer en el abismo de las imperfecciones. Tal vez no es este entonces el fin de una obra de arte (alcanzar la forma perfecta); tal vez no existe incluso "arte verdadero", tal vez todo ello solo sirve para surtir efectos de otro orden (cuales?, eso dependerá de cada caso)tanto en el creador como en sus receptores. Bien hecho Jose.

Por cierto ¿pa´ donde os largais en busca de inspiración?

Anónimo dijo...

Agradable el escape. Y de diferentes formas se huye entre lo que parece ser pero no es. Ese final es muy vacano, porque en esas cosas es donde mora la vida, y la persona. Aquí seguimos en contacto.

Dra. Kleine dijo...

De verdad te echaré de menos, mas si es en busca de una inspiracón, andando ya que se hace tarde pues!.
Un artista siempre tiene eso del sentimiento a flor de piel, a veces exigente con uno mismo, a veces bajo la exigencia de los demás. Poco es lo que expresa mas mucho lo que imprime en cada obra, sello de su pensamiento y su sentir...cierto, hay veces en que uno busca sacar la obra tal como una opera prima...

Anónimo dijo...

Anda que yo te copi otro comentario en vez de mi url, jejejej necesito unas vacas!

Angélica dijo...

Escapar es todo un arte... un arte de aprender a estar ausente sin perderse, de volar sin dejar pasar el buen viento... Shhhhh... ya casi llega el tiempo.

Alondra de Dupont dijo...

aveces quisiera pintar una puerta y borrarla luego, una puerta por donde salir para que sus palabras no me siguieran, dibujar una puerta que me llevara a unos ojos soñadores, risueños, inocentes que me miren con amor y que no teman revelarme el interior de ese corazón

ángel dijo...

Muy buen texto, al igual que tu boceto...saludos

Sabina dijo...

interesante, recuerdo esos escapes necesarios, sale vlando desde la apreja hasta la cocina, de la ropa a la cámara y entonces, ni libro ni mochila al hombro, sola camino..

otros escapes precisan de todo lo anterior.


buena mezcla, poesía y pintura, excelentes formas para traducirse y liberarse.

que no¿


saludos revolventes y aguarrás.